
Por José Antonio Gutiérrez Caballero.

En el día de ayer, 12 de junio del 2009, nuestro colega José Luis Sito, publicó sus atinadas “Respuestas a las Resistencias Culturales”, una magnífica reflexión política, que fuera incluida en su Blog Resistencia Cuba, e igualmente extractada por Cuba Inglesa, Blog de Armando Añel, donde satisface la inquietud que, con anterioridad había lanzado en el artículo “Sito, la vida sigue igual?”, el columnista Richard del Monte Jr., pero, lo que sin dudas resulta polémico es el planteamiento sobre la necesidad de un urgente jefe de orquesta, cuya aparición es más de compartición, que de partición o repartición de puestos.

Aunque no me considero un politólogo, ni siquiera alguien ducho en la materia, sin embargo, ello no me impide interiorizar y abundar en el tema, ya que si bien no hay que temerle a los líderes, ni al LÍDER que surja, tampoco tenemos por qué pensar o condicionar ahora ese liderazgo, si aún la, o las orquestas, no se arman armoniosas (valga la redundancia), y equilibristamente al unísono, plurales, polifónicas, aunque nunca como a la antigua, esperando al Mesías que las dirija, que les enmiende su disparidad, incompostura, miedo natural y falta de responsabilidad, heredada por ese paternalismo consustancial, del tipo de sociedad que se ha diseñado en la Isla a partir de 1959, como tan bien ha agregado, en uno de los comentarios, el colega Luis Alberto, bloguero de Frente para la Libertad Total de Cuba.

Además, hay quienes se creen líderes y son más ovejas, borregos o carneros que aquellos que ni siquiera se precian de ello, pues cuando se les aprieta el zapato, chillan y no saben actuar en consecuencia con las circunstancias, de ahí que tengamos que tener mucho cuidado con la auto-elección, probación y aprobación, así como la decisión de quienes se proyectan para determinado liderazgo.

Por otro lado, el consenso siempre ha sido un ponerse de acuerdo, ante la posible anarquía, la apatía o la ABULIA de los hombres, ante el garete de los inconformes, mientras debemos puntualizar en que necesitamos ordenarnos, desprendernos de la inercia y el acompasamiento, para surgir todos, a una misma vez y voz, en la protestización y conflictualización del entorno, el no mantenernos callados, sino proactivos, más que activos. Movilizadores, más que exaltadores. Voluntariar a todos, no a uno solo, o a un grupo.

Esta nueva resistencia surge en reacción a la oculta y consuetudinaria resistencia que es un mal que hemos venido adoleciendo y arrastrando por años, cuya contradicción exige también su acción, que engendra tan sólo aceleración más condicionamiento, ante la desaceleración, el pre-condicionamiento y la predisposición de los que se resisten a cambiar y accionar estas mutaciones psico-sociales y culturales.

De nada vale que surja un líder o unos cuantos, si vamos a tener que despertar o mover a las grandes e inertes masas, que se quedan rezagadas, pues porque siempre han esperado la llegada del líder, del “tipazo” elegido, en quien creer, para que los estremezca, y vuelvo a repetirlo, en medio de tanta ABULIA. Si hacemos un examen a la definición y contenido de este vocablo en sí mismo, muy pronto nos arroja datos que califican la propia actitud generalizada del pueblo cubano en todo este tiempo, con respecto a una realidad y un gobierno que lo mantiene sumido (y asumido) en dicha postura y situación ambivalente.

Los elementos y explicaciones que aquí se aprovechan forman parte de opiniones diversas acerca de este problema psico-social, recogidas en el sitio web Psicopedagogía.com, por lo que, de tan sólo leerlos, saltan a la vista, como si estuviéramos estableciendo un diagnóstico particular del arraigado síndrome cubano:
Deteriorización de la voluntad de actuar, que se traduce en indecisión y en sentimiento de impotencia (Alicia López García)
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Falta de autoestimulación , manifestado por apatía , desinterés e indiferencia por las cosas que antes provocaban satisfacción (Teresa Carvallo)
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Falta de ganas, de deseo, de interés, de motivación que produce descontento interno en la persona que lo sufre de manera vital para sí mismo, en su persona. (David Prieto)
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Es la falta de ánimo, ya sea por razones externas e internas del individuo, diría la falta de autoestima (Lázaro David Ramos Sánchez)
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Es la sensación de que cualquier otro día será mejor que hoy, y esperas a que ese día llegue, y esperas, y esperas… y no tomas decisiones, y si las tomas, no las pones en práctica, porque cualquier otro día te puedes arrepentir o tendrás mejor humor, o crees que lo harás mejor, o estarás menos ocupado, o simplemente serás más fuerte. Pero ese día no llega, no llega nunca, y mientras, te vas convirtiendo en otra persona, que sólo come, duerme y piensa, que es más fácil evitar problemas y responsabilidades, que hacerles frente. (Ana Nav)
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Reducción notoria del deseo, o de la motivación de actuar. Desánimo, cansancio de la voluntad. (Renny Yagosesky)
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Pérdida total o parcial del interés, originada en factores internos y externos, que determinan o condicionan la voluntad del sujeto, en palabras de la vida: Sensación intensa de vacío del alma, de dolor en el cuerpo. (Dr.Marcelo Cabello)
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Es la sensación plena de desanimo y pérdida total de ánimo, es decir, no se siente nada, no lo afecta ninguna cosa, ni positiva, ni negativa. (Liz Esquerra)
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Yo la padezco. Tengo mil cosas que hacer y proyectos que emprender, pero me da una pereza tenaz y no hago nada. Quiero, pero no puedo. No soy capaz, no tengo las fuerzas. Hago las cosas, cuando me obligan, del resto, nada de automotivación, nada, pero me voy a curar, ahora que ya sé qué es lo que tengo. Ahora tengo una esperanza. Ahora voy a triunfar. Gracias a todos por sus definiciones. (UN ABÚLICO CONSUMADO)
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La abulia es, ante todo, una alteración de la actividad voluntaria, y más concretamente, de su fase preliminar, donde aparece perturbado el deseo o la decisión de llevar a cabo una acción. Debe tenerse en cuenta que el acto, voluntario en su complejidad, ‘comprende dos partes fundamentales: A) La primera, es el período de elaboración consciente del acto, desde la iniciación del deseo, hasta la decisión voluntaria. Se llama también acción implícita o conación. B) La segunda, corresponde a la ejecución del acto o acción implícita’. Betta distingue, dentro de las alteraciones de la primera parte del acto voluntario, y desde un punto de vista cuantitativo, tres categorías: la abulia, la hipobulia y la hiperbulia. a) Abulia.– Desde la semiología psiquiátrica, la abulia puede ser definida conceptualmente como ‘la falta absoluta de voluntad, la carencia de deseos y decisiones, donde la afectividad deja de ser fuente de deseos, el pensamiento se apaga y la voluntad se inhibe. Existe una abulia constitucional, propia de las personas que llegan al mundo insuficientemente dotadas de deseos y reacciones volitivas. Dentro de la abulia, existen, además, distintas modalidades patológicas: la abulia neurasténica, la abulia esquizofrénica, la abulia melancólica y la abulia catatónica. La abulia neurasténica no tiene su origen en la falta de deseos, sino en no poder tomar decisiones para actuar.
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En mi caso, sólo quiero dormir, porque dormido no me entero de nada, como si posponer las cosas pudiera solucionarlas. Es una absoluta falta de ganas para hacer nada. Esconder la cabeza como los avestruces. Gracias a los que me preceden sé lo que tengo, y lo voy a superar. Aún no sé cómo, pero tengo que superarlo. (José Luis, Madrid)
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Si hacemos un análisis detenido de cada una de estas abulias, cuál o cuáles serían por las que está, o ha venido atravesando el pueblo cubano en estos cincuenta años de tiranía disfrazada. Ahí les dejo eso de tarea, para que entre todos hagamos comentarios sobre este asunto, que podrían enriquecernos y, del mismo modo, concretar y catalogar exactamente lo que pasa con la mayoría de los cubanos dentro de la Isla.

Esto constituye acaso el proemio sobre un tema candente, digno de ser retomado por muchos de nosotros en cualquier otra oportunidad. Desconocemos las voces de las víctimas, de los que sufren allá adentro, por eso, los presos políticos y los de conciencia, son sólo un aproximado de nuestro dolor, multiplicado por miles.

De ahí que, apoyando lo que ha precisado el colega Richard del Monte Jr., en sus comentarios a José Luis Sito, en torno a la nueva postura cultural que debe aflorar, nosotros le agreguemos el ingrediente de que hay que cambiar la mentalidad del cubano y nuestra propia mentalidad. Por eso, de la misma forma en que ha llegado una nueva era digital, tiene que aparecer una nueva era mental, que nos digitalice, despabile nuestras mentes y desempercuda viejos conceptos sobre el protagonismo, el seguimiento, la voluntad y la asunción de la política desde la propia realidad, que nos somete a antiguos cánones culturales e ideológicos, los cuales tenemos que romper como los infinitos y viciosos paradigmas mentales de antaño.

Es que si hacemos un panegírico, con respecto a la mentalidad del cubano durante esta mitad de siglo, dicha mutación ha venido ocurriendo, de manera retardada, si la comparamos con el resto del mundo, y en relación con la propia evolución tecnológica televisiva, que mientras, a fines de los años sesenta, el universo recibía su señal en colores, muchos de nosotros estábamos en la sumisión del blanco y negro, maniqueístamente hablando.

En los ochenta, se comienza con la calidad de las imágenes en stereo, así como más de 69 canales por Cable, que daban cobertura a sitios distantes, mientras los cubanos, aunque ya veíamos en colores, nos perdimos y confundimos bastante, entre mítines de repudio e increpaciones a muchos de nuestros hermanos, que nos hicieron casi verdaderamente perder la señal para siempre, y salvo los que lograron romper el cerco, con los sucesos de la Embajada del Perú y Mariel, la mayoría se abrumó más de- mente, y de nuevo fue sumida en la mayor ignominia, aislamiento, desinformación y desesperación, recrudecida la situación, por los diferentes fenómenos que han ido moldeando y, hasta objetivando la mentalidad del cubano, aunque todavía no fijando su responsabilidad y asunción de enfrentamiento directo con el régimen y sus constantes embates socio-políticos y económicos.
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A finales de los ochenta, con la irrupción de la Comunidad, tuvo lugar el mayor impacto de la dualidad mental de los cubanos y la sucesiva crisis de valores comenzó sus efectos infranqueables, definitorios y definitivos. No era exactamente que nuestra mente viera en colores, sino cómo eran y de dónde venían esos colores, lo cual propició el gran desmoronamiento político-social que se ha venido operando en la Isla, a pesar de que sigan apuntalándola, para mantenerse en el poder, piensan ellos que “per saecula saeculorum”, sin Amén.

Luego, en los noventa, las pantallas de televisión aumentaron y, felizmente, pudimos ver cierta luz al final del túnel, después de 1994, con la liberación del dólar y el contraste de las salidas masivas y “autorizadas” por el Malecón habanero. Nunca la televisión cubana volvió a ser la misma.

Sin embargo, aún cuando, desde el 2005, el gobierno federal estadounidense decretó que la transmisión fuera digital, a fin de proteger toda interferencia, a raíz, además, de los sucesos del 09-11, en torno a las Torres Gemelas, el castrismo se ha venido apertrechando y, aunque ha permitido débilmente el acceso a Internet, ello no es suficiente, porque la mentalidad del cubano se transmuta y desintoxica, se mezcla y diversifica, aunque a menudo se trastorna y “distrae”, entiéndase esto literalmente, que, para ellos, significa una nueva manera de revisionismo ideológico, pero del lado contrario, en la medida en que logran acceder a la información, ya no personal, sino más colectivamente, aún cuando ello es frenado y controlado, casuística y preocupadamente, por los organismos de la Seguridad del Estado, que aumentan su incidencia y rastreo en el ámbito virtual y comunicacional, como una forma diferente de totalitarismo, espionaje e intolerancia gubernamental.

Ahora bien, como quiera que ya estamos en la marcha y, de algún modo, equipados y listos para la nueva era, tanto los de adentro como los de afuera de la isla, la clave y la palabra de paso, según lo ha instado e instaurado ya un conocido bloguero entre nosotros, es la blogacción, no la blogadicción, que no es lo mismo, pues desde ese punto de vista nos perdemos en las palabras y no en los hechos, que además no tiene por qué ocurrir esto, sino que tenemos que encontrarnos y reencontrarnos entre nosotros mismos, dejar de hablar tantas pistoladas y reunirnos de verdad, usar la necesaria virtualidad, pero también dar la cara ante los acontecimientos que lo exijan, para que entonces haya verdadero quórum y democracia participativa, no discursiva, dilettante, confrontacional.

Son temas bien interesantes y complejos, que hay que debatirlos, ya no en un brevísimo post, sino en monografías y eventos que ya se salen de nuestros blogs y reclaman espacios de mayor convocatoria y capacidad comunicacional, no cuatro gatos discutiendo en, o desde los marcos de un blog, e incluso desde la Blogosfera cubana, ajenamente nuestra de cada día.
Propongo que vayamos buscando convocar una especie de Simposio, Congreso, Cónclave, lo que deseen llamarle o colocarle, pero que nos haga reunirnos verdaderamente y desvirtualizarnos, para que en general todo deje de ser mucho más mediático, y se convierta en un suceso real, digno de ser tomado en cuenta, que nadie pueda soslayar ni contrarrestar. Hay muchas respuestas que pueden dar respuesta a las resistencias culturales y políticas de ambos lados del mar, que son las dos mitades de un mismo mal, que acaso es la dualidad y, por ende, la ambigüedad y la bipolaridad disfuncional de las capacidades para actuar y maniobrar.

Todo cambio tiene que venir como ha ido ocurriendo con las mutaciones comunicacionales, desde la televisión análoga hasta la digital, pero ése es un muy buen tema para un post, que para aquí comentar, y enseguida lo voy a reformar y colocar. Sí, amigo José Luis Sito, pero ese el tema de un nuevo post, quién le pone el cascabel al gato, si cuando uno entra a estos sitios a comentar, en primer lugar, como algunos están hartos o predispuestos, pues ni te saludan, al igual que cuando llega alguien a tu casa, que tú lo haces pasar, le das asiento y lo invitas a tomarse un café o un vaso de agua (aunque en Cuba, creo que ya no existe ni eso, pues los han desprendido hasta de los verdaderos valores y de la hospitalidad).

Siguiendo con mi tema, enseguida que uno capta la esencia del post en el mismo momento de leerlo en el blog, pues está listo para incidir en los comentarios y entra, para encontrarse, en el menor de los casos, con frases que hablan de una diversidad de la boca para afuera, e incluso, algunos hasta se escriben y escuchan a sí mismos, o a uno o dos personas en el foro, porque se hallan enganchados en un tema, que no quieren abandonar, pero al parecer, que nadie más participe, por lo que, para hacerlo explícito a los presentes, se dirigen con el nombre propio a quien desean seguir convocando para el diálogo, que a veces se vuelve monólogo o soliloquio, sin la aparición de un socorrido y eficiente moderador, que pueda contener los aluviones de alguna buena opinión, o a menudo el resquicio de algo que pueda convertirse en un atisbo de verdad para uno mismo, acaso para el resto de nuestros hermanos.

Y luego, aunque uno no quiera percatarse, ni le de importancia, la turba de anónimos, sobre todo, insolentes y que no dan la cara ni la verdadera palabra, desfachatados y charlatanes por antonomasia, porque si viniesen a intervenir en el foro, otorgándole dinamismo y cierto aire cordial e intelectual, pero no, se arman del chisme y la ofensa más soez o barata, para conseguir el impacto en el improvisado y pacotillero auditorio, que parece más una olla de grillos, que un blog en el que aparecemos para aprobar, continuar o disentir, pero nunca para malbaratar el tema o el discurso y hacernos perder el tiempo y la ilación a todos, hasta el punto de hacer que salgamos huyendo del lugar, sin ganas de más nunca regresar.

Hasta hace un tiempo, yo también tenía mi mente análoga, por así decirlo, pues nadie se halla exento de esta cualidad. Por eso, tenemos que propiciar los cambios desde nosotros mismos, desde nuestros blogs, desde la Blogosfera Cubana en pleno. Hay que romper con los paradigmas, a la manera de El poder de un sueño, un video de autoayuda y formación empresarial, que todos debíamos buscar, apreciar y aplicar.
Los cambios tienen que brotar desde adentro de uno mismo, desde nuestra voluntad. El primer gran logro es el cambio intrínseco, cambiar de paradigmas desde uno mismo, abandonar el prurito de que uno se las sabe todas, no obviar, ni descalificar, ni incluso ningunear, sino tan solo escuchar, decir, dejar decir, argumentar. Nos falta un poco de tiempo para cambiar nuestras propias mentalidades, que dejen de ser analógicas, para que puedan digitalizarse, por decirlo de algún modo. Así estaremos evitando interferencias, tendremos una ultra-definición entre nosotros mismos, para clarificarnos y autenticarnos, como los buenos cuadros, ante los demás, que es lo principal, pues de esa manera estaremos arribando a la tercera dimensión de nuestras ideas, que se nos comprenda, pero que tengamos la capacidad de ser sorprendidos igualmente.

No dilettar desde lo alto, como una casta de sabichosos que ya llegaron y ahora es el momento de lanzar las proclamas y dictámenes al «pueblo», para concientizarlo, aturdirlo, confundirlo, e incluso, desorientarlo. Primero tenemos que ser capaces nosotros mismos de transmitirnos el poder de la confianza, de la cordialidad entre nosotros mismos, de la convocatoria plural. Disertar y facilitar el debate, Disentir, pero también saber aprobar, aprovechar el aporte de los otros. Es algo muy complejo, José Luis o Richard, si no nos aceptamos cómodamente entre nosotros mismos, permitiéndonos hablar y comunicar nuestras ideas, sin temor a que nos cercene la propia mentalidad arcaica o totalitarista de los otros, que tienen, o tenemos rezagos, ya que no aceptan otra idea, y creen que la suya es la octava maravilla del mundo o la última Coca Cola del desierto.

Para salir del atolladero colectivo, puntualicemos nuestros propios puntos, desde la acera de la verdadera pluralidad y aceptación de que estamos dentro de un conglomerado que también tiene ideas, autoridad, identidad, ideologías y tendencias encontradas, pero que igualmente acepta, necesita cuando más, el intercambio y el debate plural, desprejuiciado, de personas que han llegado a un estadio más alto que ellos en cuanto a conciencia y realismo, para con ello no lograr desvirtuar lo que queremos alcanzar o lograr. Se nace líder, puede ser, pero más que todo, se llega a ser líder o director de orquesta, interpretando todo lo que los otros quisieran interpretar y realizar.

No se es líder porque sí, sino porque ese elegido se convierte en el traductor de todos los pensamientos, las conciencias y las voluntades de la mayoría. Eso está por verse o demostrarse en la propia realidad, tanto de adentro, como de afuera de la isla. No hay que podar ni cercenar a nadie que nos ofrezca una opinión diversa o conversa a la de nosotros, porque estaremos entrando en la torpe e inerte cadena de prohibidos, que mal propicia o condiciona los cohibidos, y de ahí, sucesivamente, la autocensura, el miedo, la abulia, la desesperanza y, por supuesto, la ausencia participativa o el miedo y la renuncia a participar, porque para qué, en el orden establecido, no hay nada más que hacer, y nosotros no vamos a hacer nada ni vamos a aportar. Es difícil entenderlo, pero esa es la verdadera mentalidad, que es lo que nos retarda en el proceso del cambio o de la dinamización de la conducta ideológica nacional, y/o extranacional en nuestro caso, por esa dualidad del adentro y el afuera, como dos mitades de un mismo mal.

Los blogueros cubanos estamos librando esa batalla por la desmentalización análoga de nuestros hermanos de adentro de la Isla, e incluso de muchos de nosotros mismos. Estamos en una Nueva Era, como la anterior o posterior a Cristo, que produjeron enormes cambios y rupturas en todos los órdenes. Una Era de nuevas ideas y mentalidades generacionales, pero no con un determinado coto cerrado, grupo, cofradía o mesa redonda ni cuadrada que pretendamos reunir o armar. Ni una Generación Y, menos la Z, ni la HB,ni acaso la HP, o alguna otra por el estilo, van a llevarnos a conseguir la libertad de Cuba, ni acaso lograr las exigencias de la Movilización General Web del Primero de Junio, como ninguna otra que no surja de la verdadera incitación, excitación y exhortación de los cambios en la mentalidad de los cubanos, tanto dentro como fuera de la Isla, en el mismo umbral de la Era Digital.

JOSÁN CABALLERO
Coral Gables, 12-13 de junio del 2009.

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