La vida es un eterno retorno de sucesos, que coexisten e interactúan, simultáneamente; se estiran, amalgaman o retuercen, para luego seguir en espiral; hasta extenderse o desvanecerse, perceptiblemente, frente a nosotros, desde el siempre, que nunca se extermina; o el después, que regresa, tras la sorpresa de lo inabarcable, en otros seres y ciudades, que conviven o subsisten, sin que lo sepamos ciertamente, a no ser por las noticias, en los innumerables medios de comunicación existentes en cada sitio del universo, lo cual no nos impide estar aislados del resto de los habitantes de la tierra…
BOCA DE RIO, ISLA DE MARGARITA, VENEZUELA.
Así aconteció el 11 de septiembre del 2001, mientras me encontraba, accidentalmente, en Boca de Río, Península de Macanao, una localidad de la Isla de Margarita, en Venezuela, junto a un amigo arquitecto del lugar, con quien terminábamos de construir un parque infantil, dedicado a Elegguá, el «Santo Niño de Atocha», por su cercanía con la infancia y el mar.
Pues, exactamente, entre las 6:00 y las 8:30 de esa inolvidable mañana, con espectacular amanecer incluído, se estaba concluyendo la entrada, y yo era el que realizaba dicho mural, en torno a una historia inventada por mi mente, o quizás extraída de algún «patakí» archileído, que contenía una hermosa alegoría sobre una de las casas de la deidad yoruba, en los reinos de Yemayá y Ochún, por tanto, la cercanía con la Virgen de Regla y la Virgen del Valle (nuestra Caridad del Cobre), por nuestra mutua confluencia del mar con el río, y el caracol o «cobo», oriundo de estos lugares, como símbolo, que sellaría, allí mismo, el «habitat» del santo afrocubano, en medio de los juegos de una infancia popular, muy cerca del «Monumento al Bombero del Mar Caribe», otra alegoría sin igual…
Al estar algo cercana la casa de mi amigo, y como aún nos faltaban varias sesiones del trabajo, él me propone que lo detengamos una media hora, para irnos a desayunar unas deliciosas «arepas y empanadas», por las cuales su madre ya era reconocida en este pueblito marino, al Sur de Margarita. Hacia allí nos encaminamos en su auto, y cuando llegamos, entre las 8:46 y 9:05 a.m., aproximadamente, ya los canales de televisión se encontraban mostrando las imágenes, como en un filme de la propia realidad, que nadie esperaba, ni queríamos, creer. Quién iba a decir, anterior a ese trágico instante, que algo así podía pasar.
Nos quedamos expectantes, mirando, alucinados; y ya no hubo marcha atrás, hacia las tareas del parque, hasta que lográramos dilucidar y/o entender lo que estaba sucediendo en Nueva York, tan lejos de nosotros, pero tan cerca de la humanidad en pleno, que se desmoronaba, con los actos terroristas y macabros del 9/11: Una tragedia, que cambió al universo, hasta la eternidad…
Cuando esto ocurría, quién me iba a decir, que luego de catorce años, estaría orando, solemnemente, en otro parque, pero con el nombre de Carlos R. Lillo, la tragedia del 9/11, y también, con un Monumento, pero en verso, para un bombero, paramédico, boricua, hombre de mundo, sembrado, para siempre, en la ciudad de Nueva York. Increíble lo que la vida y los seres humanos predestinados, en cualquier latitud, nos deparamos y amparamos.
Es por eso, que hoy, a catorce años de aquellos inolvidables sucesos, rememoro el instante personal y mundial, que nos hizo detenernos a todos los seres humanos del universo, en un antes y un después de ese 11 de septiembre, donde nuestras vidas colectivas se tambalearon, para siempre, y comprendimos el sentido y alcance de las palabras «TERROR» y «MIEDO», pero seguidas también de las de «HEROISMO», «FAMILIA»,«LIBERTAD»,«COMUNIDAD»,«SEGURIDAD», entre otras, que, igualmente, cualquiera de ustedes podría argumentar…
Gracias a ese fatídico, pero a la vez, heroico e inconfundible día, podemos hablar y cantar de los fatales e injustificados caídos, de los héroes y mártires del 9/11, razón por la cual me encuentro, hoy precisamente, escribiendo del inolvidable paramédico Carlos «Rey» Lillo Rodríguez, miembro del Batallón 49, de la ciudad de Nueva York, quien realizó una labor memorable, a costa de su propia vida, entregada en beneficio de su comunidad, por lo que ahora lo estamos homenajeando, como se merece, cual símbolo de los tantos héroes y mártires caídos, durante ese día, que no dará jamás abasto, para agradecer y conmemorar la valentía y entrega de estos hombres abnegados de la ciudad de Nueva York, sobre todo, en los momentos precisos, en que un rescatista, de la talla del boricua Carlos «Rey» Lillo Rodríguez perdía la vida, y encontraba la «sobrevida», tratando de salvar la de otros, en el desastre terrorista, perpetrado en las Torres Gemelas, de Nueva York…
Conocí la historia y heroicidad de este gran hombre, por su madre, Ilia Rodríguez, víctima también del 9/11 y sus secuelas visibles, porque dejó infinidad de familias y madres huérfanas; de corazones mustios y enardecidos, por una causa que jamás se agotará.
Por ella es quien me propuse conocer todo y más de este día y los que le siguieron… Incluso, no sólo de su hijo, sino de muchos otros héroes y mártires, conjuntamente con sus madres y familias, que también merecen el mismo «Tributo de Luz», y la promesa de que la «Zona Cero» no sea más un cementerio renombrado o un «Zoológico de Almas», como digo en mi acróstico, sino un «Semillero de Luz y Enseñanza» a las generaciones venideras, para enmendar el camino de los hombres y sus espíritus; de los pueblos y sus gobiernos; de tanta guerra, genocidio y rapacidad, que se debe extirpar de la faz de la tierra, para que reinen, por completo y para siempre, la paz y la libertad mundial…
Gracias, Carlos «Rey» Lillo e Ilia Rodríguez, por darme la enjundia y el resorte eficaz, para crear este mundo «realista-mágico» o «real-maravilloso» de luces y vida, que fluye a través de, con y por ustedes, aprovechando, igualmente, la presentación y otorgamiento del PREMIO CARLOS LILLO, creado por la honorable María E. Meléndez Altieri, alcaldesa del Municipio Autónomo de Ponce, y el señor José G. Figueroa Torres, Presidente de la Legislatura Municipal, en la hermosa Isla de Puerto Rico, que será entregado el próximo 17 de septiembre del 2015, a las 7:00 p.m., en el Salón de Sesiones de la Legislatura Municipal de Ponce, con prestigiosas personalidades e invitados, entre los que se encontrará mi amiga boricua, Ilia Rodríguez, a quien saludo y felicito, desde estos predios, y le manifiesto mi afecto, a través de este acróstico, que he creado, para conmemorar el amor y la valentía de su hijo, Carlos «Rey» Lillo Rodríguez, entre los vivos y los que han podido sobrevivir a esta catástrofe humana y espiritual, que significó el 9/11, para toda la humanidad pasada y porvenir…
Sirva este Acróstico «CARLOS LILLO RODRIGUEZ, EL «REY» DE PUERTO RICO, A CASA SIEMPRE CONTIGO», como un «TRIBUTO DE LUZ, IN MEMORIAM», para servir de Canto y Pedestal memorable a las Dos mil Novecientas Setenta y Siete Banderas (2,977), que ondearán este 11 de septiembre del 2015 (una por cada víctima), durante este Aniversario del 9/11, frente a la Escuela «HS Cedar Grove», como parte del Proyecto «Cedar Grove Ways», en homenaje a los caídos en el horrible ataque terrorista, contra las Torres Gemelas de New York City.
CANTO DE LUZ AL HEROE SEMBRADO EN EL CORAZON DE LA ZONA CERO
(Acróstico por Carlos “Rey” Lillo Rodríguez:
Héroe y mártir paramédico,
miembro del Batallón 49,
sembrado, para siempre,
en la Ciudad de Nueva York,
durante la caída de las Torres Gemelas,
el 11 de Septiembre del 2001)
Por JOSAN CABALLERO.
TRIBUTO DE LUZ POR CARLOS «REY» LILLO,
IN MEMORIAM
(También para su madre,
Ilia Rodríguez: mi gran amiga boricua)
Cantar de gesta doy al hombre-sacrificio,
Ante esa humanidad, que se precipitaba:
Rey salvavidas fue, cuando se anticipaba
La luz de héroe, en flor, que ya lo iluminaba:
Organizó el subsuelo, mientras se remontaba
Sobre una adversidad de graves orificios:
Levantó corazones; y el suyo lo sembraba
Imperial rascacielos, con pisos que borraban
Lejanías, por ir, al mismo precipicio:
Logró aún rescatar vidas del maleficio
Ominoso: Destino, que cayó su artificio,
Rompiendo inmunidad de sendos edificios:
Once fue el ciego día: Septiembre agonizaba:
Doble calamidad crecía y superaba
Rotas seguridades, por múltiples resquicios:
Inmoláronse cuerpos, sin ningún beneficio:
Genocidas con hambre pilotearon, sin juicio,
Ultimando, por odio, a inocentes y oficios:
Enarbolaron vidas, para siempre gemelas:
Zoológico de almas, “Zona Cero” revela;
En tanto, Nueva York descubrió más indicios
Loables, para quienes, precisaron auspicios
Reales de nación, que supera sus vicios:
Es hora de instaurar la “Patria”, sin suplicios,
Y unir seres humanos a este frontispicio,
Donde deben honrarse los hombres con visión,
En torno a un ideal, sin primar ambición,
Poder o migración, sino por la misión
Unica de crecer servicios y ejercicios,
En este continente, que vuelva a sus inicios:
Retornen esos tiempos, en que fuimos nación:
Tributo de luz para su emancipación:
Orden lógico y amplio de unidad, reunión,
Rescatando valores, desmontando prejuicios:
Iniciemos la marcha, en favor de estos hombres,
Creando un Monumento, que resalte sus nombres,
Ondeando sus banderas infinitas, que asombren
Al mundo, no por pena, sino por formación
Certera de presente, futuro y bendición,
Anclada por hispanos, que buscan justa unión:
Son hombres de justicia, que persiguen creación
Armónica de patria, cual firme libertad,
Sumada a los derechos humanos, en verdad,
Igualdad, bienestar y solidaridad;
En plenitud de ideas y gran pluralidad:
Manos libres, que piensan, alzando su equidad:
Pueblos del porvenir, con hombres, cuya acción
Recuerdan grandes héroes de nuestra humanidad,
Entregados al bien de su comunidad:
Como pasa con Carlos “Rey” Lillo, cuyo oficio
Ordena un corazón, de aliento vitalicio:
Nace un ángel contigo, en cada natalicio,
Tallando tu estatura, para hechos propicios;
Instando otros que vivan, por nuestro gentilicio:
Gestas, hoy, nuevas luces y enormes sacrificios:
Obra de tu heroísmo, frente a los precipicios.
José Antonio Gutiérrez Caballero
JOSAN CABALLERO
Miami, 03 de septiembre del 2015.
TESTIMONIOS SOBRE LA VIDA Y VALENTIA
DEL PARAMEDICO CARLOS «REY» LILLO RODRIGUEZ
EXPUESTO POR SUS PROTAGONISTAS
Roberto Abril recuerda a su socio paramédico Carlos Lillo
«Carlos era una persona muy cariñosa, que no se detenía, ante nada, para ayudar a su prójimo. Yo lo conocí, por casi diez años, y aún lo echo mucho de menos. Sentir que un día tendré la fortuna de encontrármelo de nuevo en el cielo».
El FDNY vehículo # 485 está asignado a la Unidad 49 Victor, en Astoria, Nueva York, y con frecuencia este camión ha estado involucrado, en muchas situaciones, en las que hemos expuesto nuestras vidas. El 09/11/01, Carlos y yo, comenzamos nuestra gira de trabajo, de una manera muy mundana: las bromas habituales, antes de los «Buenos días», confirmando y revisando todo el equipo: las radios, las llaves y las bolsas con las medicinas.
El primer trabajo que se nos dio, durante ese día, fue la convocatoria de una copia de seguridad de una Unidad Básica. Tenían una mujer, que estaba embarazada, y que necesitaba nuestra ayuda y Soporte Vital Avanzado. Tomamos a la dama del “Elmhurst Hospital”, en Queens. Estábamos transfiriendo el paciente a la enfermera de “triaje”(1), cuando uno de los chicos, en la sala de emergencias, nos dijo que nuestro despachador estaba reclamando por nosotros, y que debíamos responder al llamado de las Torres Gemelas. Dijo que algo horrible había sucedido allí.
Llegamos a las Torres Gemelas minutos después de que el segundo avión se había estrellado. Era un infierno en la tierra. Nos dimos cuenta de que la caída de escombros ya era una realidad: La gente saltando desde las ventanas… Sólo podía pensar, en continuar con nuestro trabajo. Carlos saltó del autobús, se puso su chaleco, a prueba de balas encima; agarró su bolso técnico, y me dijo que aparcara el camión y lo recibiera en el área de “triaje”. Prometimos que no importaría lo que pasara, que nos reuniríamos, como siempre, más tarde. Estoy seguro de que la única cosa, en su mente, en ese momento, era salvar vidas de muchas personas; y también rezó, para que su esposa [trabajando en el WTC] saliera viva.
Fui instruído, por uno de los jefes de la escena, para aparcar la ambulancia, en el área de transporte, y luego volver a la zona de triaje. Nunca llegué a esa zona.. Había literalmente cientos de personas heridas, y todo el mundo me estaba agarrando, pidiendo ayudarlos. Tuve la oportunidad de llevar a muchas personas fuera de la zona de peligro inmediato; y volví muchas veces, para hacer lo mismo. Hablé con Carlos, por última vez, alrededor de las 09:40 horas.
Justo, cuando pensábamos que no podía ser peor, la primera torre comenzó a desmoronarse… Todo lo que podía hacer era llegar a tantas personas como pude, en mi camioneta, y sacarlos de allí. Seguí gritando el nombre de Carlos, en la radio… pero no obtuve respuesta… Al paso del tiempo empecé a temer lo peor.
La gente me dice, que Carlos no dejó de ayudar a las personas, hasta que no pudo hacerlo más. Él estaba haciendo su trabajo: el trabajo que tanto amaba; el trabajo que había nacido para hacer, con tanta pasión. Fue la voluntad de Dios, que lo llevara al cielo de esa manera, dentro de su trabajo, ayudando a la gente.
Pasé una buena parte de 09.11.01, en busca de Carlos. Finalmente, a las 02:30 horas del día siguiente, y todavía en la “Zona Cero”, me dijeron que encontrara mi manera de salir de allí… Me fui de nuevo a la estación, en el camión lleno de polvo y escombros; con nuevas abolladuras y marcas… Pero lo peor fue que le faltaba uno de los paramédicos más valientes y talentosos que he conocido.
La FDNY ambulancia # 485 se utilize, para llevar a Carlos Lillo, sus restos, de nuevo a su familia y amigos de la Zona Cero. Aún hoy pueden verse las marcas, que las cortinas funerarias dejaron, en cada esquina, por la parte superior del compartimiento del paciente. Que Carlos descanse en paz, y Dios nos bendiga a todos».
Testimonio de FDNY paramédico Roberto D. Abril 49V2, octubre 2004.
(1) “Triage”, en francés: Triaje es un método de la medicina de emergencias y desastres para la selección y clasificación de los pacientes basándose en las prioridades de atención, privilegiando la posibilidad de supervivencia, de acuerdo a las necesidades terapéuticas y los recursos disponibles.
Informe AbusePosted por angeln55 el Lunes, 08 de septiembre 2014 05:02 AM del Pacífico
Carlos fue uno de mis estudiantes de paramédicos, en el programa CC Booth Memorial / Laguardia. Realmente, era un buen tipo y un buen estudiante. Yo estaba triste al saber que perdió la vida en el 9/11. Es cierto que a veces «los buenos mueren jóvenes»! D.E.P.
Carlos Lillo, de 37 años, de North Babylon, era uno de los dos paramédicos de la ciudad de Nueva York, Departamento de Bomberos, que fatalmente murió en el 9/11. Fue visto, por última vez, corriendo en la explanada del World Trade Center, cerca del vestíbulo de la torre sur.
Haydeé Cecilia Lillo trabajaba en el piso 64 de la Torre Norte, y sobrevivió al atentado de 1993, contra el World Trade Center. Después de casarse con el paramédico Carlos Lillo, en el 2000, le hizo prometer no arriesgar su vida, mediante la búsqueda de ella, si se producía otro atentado. Y ella se comprometió a salir, porque «alguien que me ama estaría por ahí esperando por mí.»
El 11 de septiembre, ella salió. Pero para entonces, al que amaba ya había muerto.
Al principio, ella estaba enojada con él. Luego acopió lo que ocurrió en su última hora, a partir de revistas, fotos y relatos de testigos oculares, por lo que, manifestó, con posterioridad: «Yo estaba muy orgullosa de él, por hacer su trabajo. Él guardó su promesa.»
Como él trató evacuados, en un área de triaje, llegó una llamada a ese lugar, en torno a un paro cardíaco que estaba ocurriendo, dentro de la Torre Sur. Lillo fue visto, por última vez, corriendo en la explanada del World Trade Center, poco antes de que la torre se derrumbó.
Ella y Lillo se habían unido sólo tres años antes, a pesar de que habían asistieron a la misma escuela secundaria de Queens. Días antes del 9/11, habían celebrado su primer aniversario. Tenían una casa nueva, una visita programada, con un especialista en fertilidad. Él era «el hombre perfecto», dijo Haydeé, y con el 9/11 «robaron todo de mí, mi felicidad de vivir con esta persona, de ser una mamá y de él ser un gran padre.»
Ella quiere que la gente lo recuerde como «una persona que cuida del amor, siempre feliz, siempre mirando hacia afuera, para el bienestar de los otros. Amaba su trabajo mucho, le gustaba salvar a la gente.»
Haydeé esperó ocho años para empezar a salir, y está en una relación ahora. Ella dejó su trabajo, con la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, y ayuda a la atención de sus padres, que viven ahora con ella. Ella ayuda a administrar la fundación conmemorativa (www.carloslillo.com), y empezó, con el hermano de Lillo, César; su esposa Sandra, y varios de los amigos de Lillo, también paramédicos. Financia becas, para técnicos de emergencias médicas, de modo que puedan convertirse en paramédicos, conjuntamente con estudiantes, del City High School, de Long Island, para que entren en carreras del cuidado de la salud.
«Él siempre estaba animando a los demás», dijo Haydeé.–
Ciudad de Nueva York Departamento de Bomberos – Oficina del SGA, Brooklyn, Nueva York
Carlos tenía tres pasiones en la vida. Ellas fueron, en orden de importancia, su esposa, su carrera, y el golf. Su esposa era su «Caci» y compartieron un verdadero matrimonio de cuento de amor y compromiso. Carlos supo, desde temprano en la vida, que quería trabajar en el campo médico. Él solía vendar las alas y las patas de los pájaros heridos. Él hizo una vez un elenco de expediente para la pierna rota de su perro, y le dio puntos a otro perro. A menudo encontraba placer agradable en un buen juego de golf, y enseñaba a sus amigos este juego, diciendo: «Todo el mundo debe saber cómo jugar al golf».
Carlos R Lillo, de 37 años, perdió la vida, mientras asistía a pacientes heridos, en el peor ataque terrorista, en suelo estadounidense, que tuvo lugar el 11 de septiembre de 2001. Él y su compañero fueron llamados a la primera torre del World Trade Center. En ruta, Carlos intentó varias veces, para llegar a su esposa, que trabajaba para la Autoridad Portuaria de Nueva York, en el piso 67o. No fue capaz de ponerse en contacto con ella, y una vez en la escena, Carlos puso su entrenamiento como paramédico en acción. Él fue fotografiado dos veces, en diferentes lugares, ayudando a los heridos. Cuando la fachada de la Torre 1 se cayó, su compañero llamó y le preguntó si necesitaba ayuda, afirmando que podia hacerlo. Su compañero estaba en el camino, para que lo ayudaran.
La segunda torre comenzó el colapso y el socio tuvo que retirarse, para salvar su propia vida. Él frenéticamente llamaba Carlos, sin embargo Carlos nunca respondió de nuevo. La esposa de Carlos, Haydeé, escapó de las torres, con heridas leves. Declaró que si no hubiera sido, por las enseñanzas de su marido, sobre cómo reaccionar, en situaciones de emergencia, nunca habría logrado salir. Él siempre había sido su héroe, y una vez más, demostró su amor. Ella atribuye la salvación de su vida a su marido.
El Señor Lillo era un valiente paramédico, que proporcionaba tratamiento a los enfermos y heridos de la ciudad de Nueva York, con el apropiado transporte y recepción de pacientes, para los hospitales de Nueva York, a través del 911. Llegó a Nueva York, desde Puerto Rico, y enseguida comenzó, como voluntario, en lo que hoy es el Hospital Mount Sinai, de Queens.
A continuación, se ofreció para Astoria Volunteer Ambulance. Se convirtió en un paramédico, en 1991, y se graduó de la cabina Programa Memorial Hospital. Además, para trabajar en el Servicio Municipal de la Ciudad, Carlos laboró, para el Hospital Lenox Hill y North Shore Hospital.
Era conocido por su dignidad y respeto, tanto, que su reconocimiento se le otorgaban los propios pacientes. Carlos dijo que cada paciente es miembro de la familia de alguien y que trataba a cada uno como él querría que alguien tratara a su familia. «Carlos ya no está con nosotros, pero nunca será olvidado», declaró su compañero.
Este parque lleva el nombre de Carlos R. Lillo, un paramédico, que murió en actos de servicio, durante el 11 de septiembre del 2001. Lillo sirvió como paramédico de la División de Servicios Médicos de Emergencia, del Departamento de Bomberos, de la Ciudad de Nueva York.
Inició su labor de salvar vidas, como voluntario, con el cuerpo de ambulancias voluntarias Astoria, y asistió a la escuela, para obtener la certificación, y ser un técnico de emergencias médicas (EMT). En 1984, se unió a la ciudad Servicios Médicos de Emergencia.
Parques adquirió este 0.1 acres de terreno, en 1997, con más de $ 400,000, asignados por el alcalde Michael Bloomberg, el presidente del condado de Queens, Helen Marshall, y el asambleísta Michael Gianaris.
El parque fue inaugurado, en 1998, y ofrece el barrio un lugar para el consuelo y la reflexión. El parque incluye árboles de flores, arbustos y plantas perennes, cuatro bancos y dos mesas de juego.
Cecilia Lillo, de North Babylon, dijo que cuando conoció al hombre, que se convertiría en su marido, él apenas le daba la hora del día.
Ahora ella sabe, con certeza, que Carlos Lillo daría su vida por ella. Debido a que él lo hizo.
Ginny Quinn, de Bayside, fue una madre soltera, cuando conoció al hombre que iba a completar su familia.
Ahora, ella está tratando de decirle a su hijo que su padre, Ricardo Quinn, murió tratando de salvar a la gente que nunca conoció.
El Cuerpo de la ciudad del Departamento de Bomberos de técnicos médicos de emergencia perdió dos miembros, en el colapso del World Trade Center.
Lillo y Quinn son las mujeres que dejaron atrás.
En servicio, en Astoria, Carlos Lillo, de 37 años, fue movilizado para One World Trade Center, donde Cecilia trabajó, para la Autoridad Portuaria, en el piso 64. Cuando la pareja no pudo comunicarse uno con el otro, por teléfono celular, Carlos entró en el edificio, para encontrarla.
«Yo estaba tratando de decirle, que ya me había levantado y que no se preocupara por mí», dijo Cecilia Lillo, de 35. «Yo sé que él era mi héroe, porque yo estaba allí y él estaba tratando de salvarme.»
Ella conoció a Carlos, en 1982, cuando eran estudiantes, en Long Island City High School. Él estaba en una relación, a la antigua.
Se reunieron de Nuevo, en una fiesta de año Nuevo, 15 años después, y con esto, en junio de ese año, decidieron irse a vivir juntos. Le propuso matrimonio, en su fiesta de inauguración de la casa. Se casaron el año pasado, en Jamaica.
Ricardo Quinn, de 40 años, estaba fuera de servicio, cuando los terroristas atacaron, pero se apresuró a las Torres Gemelas, en llamas, para unirse a los esfuerzos de rescate. «Yo sabía que él estaba allí, así era Ricardo», dijo Ginny Quinn. «Estoy muy orgullosa de él, ya que iba allí, para ayudar a la gente. Él simplemente no podía quedar afuera de esto.»
Quinn, de 48 años, conoció a su marido, en la playa de Jones, donde cada uno había llegado con un hijo de un matrimonio anterior.
Se casaron y hace nueve años tuvieron un hijo, Kevin.
Miércoles, le dijo.
«Él me miró. Nunca olvidaré la expresión de su cara», dijo Quinn. «Me dijo: ‘¿Quieres decir, que papá está muerto? »
Otros seis paramédicos y técnicos de emergencias médicas faltan, incluído el personal de Cornell Medical Center, Cabrini Medical Center, cazador de ambulancia, Metro Cuidado y Hatzolah.
– Por Martin C. Evans.
Este perfil fue publicado originalmente en 2001/2002.
Excelente tributo, que debería tener mayor promoción, pues constituye un entrañable homenaje a Carlos «Rey» Lillo Rodríguez, como él se merece, por ser este gran día trágico y heroico a la vez…
Traducciones de testimonios: Josan Caballero.
Miami, 03-11 de septiembre del 2015.
Video sobre la Caída de las Torres y labor de Paramédicos:
Las Valquirias (Walkirias) y el Paraíso Valhalla (Walhalla)
En la mitología germánica las Walkirias, Walkyrias o Valquirias son doce divinidades femeninas semejantes a las amazonas griegas, hermosas y guerreras. Como diosas de la guerra escogían a los combatientes que morirían en las batallas. Se las representaba como vírgenes audaces que cabalgaban por el aire, presenciando los combates que ellas arbitrarían. Conviene aclarar que estaban subordinadas al dios supremo Odín o Wotan. Sus decisiones en última instancia correspondían a la voluntad de la divinidad máxima del panteón germánico.
El origen de las valquirias no se encuentra documentado en los textos existentes, se describen como hijas de humanos, y se les atribuye que eran sacerdotisas de Odín, y oficiaban las ceremonias de sacrificios, de prisioneros, entre los Siglos XII y XIII, las valkirias dieron lugar a leyendas sobre doncellas guerreras con poderes sobrenaturales que tomaban parte de los conflictos humanos.
Las Walkyrias eran presentadas generalmente como hijas de Odín, habitaban el Walhalla, Valhalla, Walholl o Valholl; era el paraíso de los héroes donde las valkirias atendían a los quereros muertos en batalla ante sus enemigos, era el pórtico o palacio de los guerreros. El Walhalla germánico recuerda a los Campos Elíseos de la mitología griega, una de las partes en que estaba dividido el mundo subterráneo o Hades (Infierno). Habitaban en un imaginario palacio que tenía 540 puertas, y estaba repleto de elementos de guerra; las paredes y suelos estaban cubiertos de escudos, espadas y corazas, y los huéspedes hacían continuo uso de ellos, ansiosos de que llegara el momento de luchar. Las heridas provocadas por los combates curaban allí milagrosamente. Tras las luchas había festines presididos por Odín y servidos por las bellas valkirias que escanciaban hidromiel y cerveza entre los héroes recompensándoles por sus hazañas terrenas. Allí se bebía el líquido que manaba de la ubre de la cabra Heidrun y se comía la carne del jabalí Sherimonir, que se renovaba todos los días.
Los cantos heroicos describían a las valkirias, como grupo de mujeres guerreras, entre las cuales sólo se nombraba a la líder. Ésta era invariablemente una bella mujer humana, y la hermosa hija de un gran rey, que poseía habilidades sobrenaturales como sus compañeras. Varias valquirias son mencionadas individualmente en numerosas formas de la literatura germánica. Muchas valquirias aparecen como personajes principales o importantes en algunos mitos existentes.
El compositor Richard Wagner compuso un drama musical en tres actos (1870) que lleva el nombre de estas divinidades, el drama de las Valkirias constituye la primera parte de la tetralogía “El anillo de los Nibelungos. Los nombres de las Valkirias tenían origen celeste pero a veces muchachas de estirpe noble eran acogidas en vida como Valkirias y otorgaban en ocasiones su amor a héroes famosos. Por su influencia en la suerte de los combates, incorporó cuentos nórdicos que incluyen a la valquiria Brunilda y su castigo y subsiguiente amor por el guerrero Sigfrido. Estos trabajos incluyen su ópera Die Walküre, la cual contiene la conocida Cabalgata de las Valquirias (popularizada por la película Apocalips Now, de F. Copola. Estos relatos literarios han llevado a la idea de que las Valquirias sean menos vistas como figuras de muerte y guerra, y más comúnmente, como figuras románticas con vestiduras de oro, montando caballos alados.
En su obra Wagner, describe nueve valquirias, que son nombres de su creación; además de Brünnhilde (Brunilda), las otras son Helmwige, Gerhilde, Ortlinde, Waltraute, Siegrune, Rossweisse, Grimgerde y Schwertleite.
Por JOSAN CABALLERO. ACROSTICO A LOS PADRES FUTURISTAS Delicia cuando un Padre modela tus aristas, Izando tu Alma libre, para ser creativo Aliento que desboca Vocacion: Gen activo
Donado como noble Poder al Nuevo Artista: Endulza, aviva, adorna, tu Impulso detallista, Levando tus Virtudes, cual si fueran “gazebos” Ocultos que florecen como Talentos vivos: Sequoias que te cuidan, si el Miedo nos enquista:
Pegando fuerte a-penas, con la Maldad se alista A ras de Libertad, pero pierden su arribo, Donde tu Corazon rescata el alpinista Reto de gran Herencia: Regata de optimistas, Encarando sus Vidas, ante un Mundo agresivo, Salvado por Familias con Hombres progresistas: Jubilo singular de Espiritus nativos: Universal Esencia, que Padres comprensivos Nacen: Generacion y formacion de olivos Inician una Estirpe, que seduce a la vista, Ordenada a crecer Creadores: Conquista Que Humanidad sensible regala en altruista Unidad del Saber con el Arte emotivo, Ideal y/o social: Presente colectivo Nutre nuestra Armonia de ejemplos acertivos: Colosal Trinidad, que repartee incentivos Enormes a su Historia: Magnificos motivos,
para alinear los Frutos de un Quehacer vanguardista,
que es la Entrega de Todos al Tiempo futurista,
magna, spectacular, que forjan los Artistas,
escoltados por Padres, que hacen sus donativos:
Libertad, Tolerancia y Genes intensivos
ensanchan el Talento de pleyade hedonista,
que nacio para ser la sensacionalista
Razon de Creacion y Accion, sin analistas
que puedan descifrar su magia de utopistas:
Padres e Hijos de si, concretos e idealistas,
manifiestan la Esencia de su Obra mundialista! Jose Antonio Gutierrez Caballero. Miami, 14 de junio del 2014.
(Acróstico por el 8 de Marzo,
Día Internacional de la Mujer) Por JOSAN CABALLERO. Las Mujeres son el Alma de la Humanidad Diosas vivientes por generación Inigualable de benditas almas, Alistan a sus hijos, como palmas, Izando sueños de superación: Novias eternas por inspiración, Toman su savia, para darla plenas, Encarando causas propias y ajenas; Retando sistemas, cuando no acompañan Noble justicia, que las desengañan: Ah, mujeres sabias, hilan en sus venas Cuerdas de ternura para sanación, Ideas que pongan al amor de idioma, Ondeando por China, lo mismo que en Roma, Nuevos paradigmas de emancipación: Ah, mujeres dignas de veneración, Les agradecemos derribar esquemas: Damas cual guerreras empuñan emblemas, Entonando himnos para la igualdad: Leales defienden a la humanidad; A la par que el hombre atajan problemas, Salvando la vida de la extremaunción: Mujeres que ganan su consagración, Uniendo familias, que es virtud sagrada: Jurando ser fieles, cual enamoradas, Ensillan el ángel de su corazón, Regando sus almas como donación En el universo, cuya evocación Se materializa con la carne amada: Ah, mujeres tan bellas y estimadas,
son el fósil vivo de la creación! Miami, 7-8 de marzo del 2014.
José Antonio Gutiérrez Caballero.
Sinopsis de Josancaballero.com
Poeta en peligro de extensión, como un caballero en travesía, pero sin la Mesa Redonda, que lo intentaba excluir y totalizar a la vez, mientras el ángel, considerado desertor, burló los muros del agua intoxicada, inventando bitácoras, cual papalotes remontados más allá de las banderas de la incomunicación. Blog del poeta, periodista, investigador y empresario editorial cubano José Antonio Gutiérrez Caballero, más conocido por JOSAN CABALLERO, su seudónimo literario y/o heterónomo, quien lo escribe y edita, desde Miami, EE.UU. Josancaballero festeja el millón de visitantes en su Blog
Blog personal, que nace el 15 de abril del 2009:
Hoy, 10 de octubre del 2013, Josancaballero.com
arribó a las 1.000.100 views (Más de un Millón de Visitantes),
desde la plataforma de WordPress…
Con exactamente 14.483 comentarios; 431 entradas, 41 categorías, 1.886 etiquetas,
más de 80 galardones digitales;
y una gran corte de Seguidores: 5349 suscriptos hasta la fecha; 105 Blogs; 658 Twitter; 4.575 Facebook: Toda una proeza
para festejar
en la Mesa del Caballero,
programando
su nueva y alentadora Travesía… Miami, 10 de octubre del 2013.
«26» LUGAR CLASIFICADO ENTRE LOS «100» FINALISTAS A MEJOR BLOG DE ARTE Y CULTURA DE HISPANOAMERICA, XI PREMIOS BITACORAS.COM 2015, ENTRE UN TOTAL DE 24 MIL NOMINADOS…
«32» LUGAR CLASIFICADO, DE LOS «100» MEJORES BLOGS DE ARTE Y CULTURA, XI PREMIOS BITACORAS.COM 2015, ENTRE UN TOTAL DE 23 MIL BLOGS NOMINADOS
35 LUGAR CLASIFICADO COMO MEJOR BLOG ARTE Y CULTURA, PREMIOS BITACORAS.COM 2015, DE UN TOTAL DE 18.623 BLOGS NOMINADOS
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8vo. LUGAR Clasificado MEJOR BLOG PERIODÍSTICO 2010
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