En medio de la apoteósica alegría, por los preparativos, llegada de los artistas, y ensayos, para la celebración del Desconcierto por la Paz de Juanes (que es como, finalmente, he terminado por bautizar a la actividad cultural “masiva”, que se ha de celebrar, este próximo domingo, en la plaza “cívica” cubana), el castrismo, inteligentemente, abre una de las esclusas de su régimen carcelario, para mostrarle al mundo, y a los artistas asistentes al evento, con la excarcelación de Pánfilo, su benevolencia, ante un hecho que es considerado como la mayor arrogancia y exaltación de la prepotencia del andamiaje despótico insular.
Pero no olvidemos que ello se enmarca dentro de un compás de espera, que le permite ganar tiempo a los totalitaristas y realizar lo que ellos quieren en realidad con este DesConcierto, que es la celebración del nuevo posicionamiento de Raúl Castro en el poder (su ratificación como antilíder, mejor dicho), luego de cincuenta años de esa vetusta Robolución, cuyo territorio minado o círculo vicioso no da más, según los historiadores mexicanos, sin embargo, con este acto consagratorio, para la humanidad, vuelve a reactivarse el espejismo de una isla triunfante, no sé en qué, pero ambulante otra vez, en las televisoras mundiales, como nunca, al adherirse a la señal abierta de CUBAVISIÓN. Seguir leyendo
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