
Por José Antonio Gutiérrez Caballero.

MENSAJE EN LA BOTELLA
A Margarita García Alonso,
motivadora y movilizadora
de nuestra sangre creativa.

Llegará llegará precisamente:
yo sé que allí estará tan parecido a nada
descubierto de mar inesperada impaciencia
porque donde estuvimos acaso volverá
como una transparencia raída imperturbable
ahora más seguro con el refrán mojándose
hasta partir después quedándose algo incómodo
en un instante leve que no resultará…

Llegará pasará confiadamente:
yo sé que ha abandonado su muralla
de fértil corazón roto el cristal
vencido el desconcierto debatiéndose
yo sé que llegará con sal de furia
a empujarlos de nuevo al arrecife
o a la calle un periódico que nadie leerá
cuando no exista nada que los salve
de esa torpeza o mordaza de nunca protestar…

Llegará seguirá valientemente:
ella recibirá el mensaje gravitando
llegará mojará flores del cuerpo
y sus puertas de miel se abrirán
para dejar entrar banderas y atributos que
luego se cerrarán o abrirán con indulgencia
según sea el camino de norias y reveses
con las inmensas exclusas y excusas de otros vivos…
cadáveres que se abren a esa luz
que no ilumina a nadie ni a ellos mismos…

Llegará ganará sencillamente:
ella sentirá que he llegado llegaste
que llegamos crecidos de marea
y queremos quisimos ganarnos la otra orilla
como si un papalote de eterna libertad
nos impulsara a la profundidad del mundo
con mediana cuantía para dejarse ver
sin pasaportes de ciudadanías falsas
exigidas a priori por tanta identidad
perdida en inmigrancias
enredos de un gobierno que siempre desgobierna
pero nunca tolera a aquellos que disienten o presienten
sus notables caídas en períodos nada especiales…

Llegará partirá pausadamente:
ella leerá desaprobando idiomas
su aire imprevisto los dejará vencer
multiplicar aún su rabia entre nosotros
que estamos condenados a la mitad del mal
como una dualidad marítima inconfesa
que a pesar de los hombres fomenta las idas y venidas
las ideas contrarias y los travespías deshechos
sobre las autopistas de la virtualidad
cual necios tentempiés que hasta nos excomulgan
porque nunca enviamos el mensaje correcto
como si fuera acaso bendito saludar
desde una plaza pública que no visita nadie
salvo aplausos que ya no están a salvo
donde ella nos convoca esposada y tan muda
hasta el punto de quedar y tomar su sangre alucinante
como un cristal que armará su cuerpo con los dientes…

Llegará abrirá copiosamente:
ella desatará humedades para ser
y deshacer cariátides con nuevos tentempiés
sometidos de por vida a esa muerte en su círculo vicioso
en que a menudo los llegados recién querrán volver
cuando ella les done su brújula su faro cual único fantasma
en una torpe columna de luz que no es ni un catalejo
desde donde ella asomará sus pechos por placer
se les entregará como una fruta fértil
jugosa porque pudieron verla y ser
otra ciudad pujante sin más miedo
que fundarla de nuevo junto al mar
en un instante atrevido al imponer
las mismísimas ganas de atreverse
a romper la inercia y el terror de no pertenecer
al mito ni a la historia rebelde de anteayer…

Llegará quedará únicamente:
si empezamos a darnos de comer voluntades
a pasarnos el vidrio de vano en mano
para que el aire aumente como es
y se haga tierra al frente en el fuego timonel
convertido ya en barro sapiente de mujer
carne no de cañón sino agua tempestad
como sangre infinita encauzando el poder
de todos los que fueron y serán otra vez
tierra agua viento fuego: sangre para volver
a una Isla que marcha, con sus hijos sentados
hacia el próximo vórtice que la haga renacer…

Llegará llegará masivamente:
si todos convocamos mensajes a una voz
amordazados juntos ganando la planicie
que asoma algún incierto destino nada ausente
como zafarnos plenos a la estampida opuesta
cual un simple llamado que nos salva de huir
entre migajas de almas por no salir perdidas
igualmente atrofiadas al quedarse a morir
o defender el palmo de cielo que pisamos
de una vez y por todas con la botella en alto…

Llegará asumirá inmensamente:
descifrando un mensaje que es mutuo para ambos
extremos de una misma historia que nos habla
para todos sumarnos y de una vez confiarnos
un destino que es de ella, pero también nosotros
haremos el milagro que no llega sin mucha resistencia
con la unión infinita de nuestras voluntades
despertando conciencias y amándonos sublimes
para que su llegada sea un regalo intacto
de más soberanía abriéndose en el acto
como un parto de todos los que quisimos más
que una Isla sembrada en el mar de nuestra sangre
papalote elevándose al fin con esos sueños
y empinar la botella cual noble zeppelín
que nos hizo fijarnos en nuestros pies impropios
donde podemos juntos sanarnos de una vez
y aunar la arremetida con la cabeza en alto…

Llegará y armará continuamente:
su manto humano coralino de siempre
porque ella es Isla madre y nosotros sus niños
a pesar de pasar por malos hijos pródigos
de un padre que se precia sobre su infame trono
y no aprecia a sus vástagos que provocan su encono
pues no le basta el suelo ni el cielo de estar cómodo.
Si es que ellos lo desprecian. No sabe cuánto y cómo
porque somos nosotros que manchamos su enojo
cuando no le aceptamos sus torpes sueños módicos
aunque también marchamos a romper sus antojos
y hasta ordenar que salga mirándose a los ojos
en un espejo inútil que muestra sus despojos
como un inevitable destierro sobre abrojos
para que aprenda «el viejo» lo que nos hizo a todos.

JOSAN CABALLERO
20 de octubre de1979-23 de junio del 2009.

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