Son las 8 y 30 de la noche. Va a comenzar la novela, única distracción, de aparente bajo costo, que tiene el pueblo cubano. Afuera, esperando el milagro de la palabra fugaz, están los primeros asistentes a la ´´reunión de barrios´´. El gobierno promete escuchar las posibles quejas, que existan para (otra mentira reiterativa), de ahí deducir problemas existentes y futuras soluciones. Seguir leyendo














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