
Por JOSAN CABALLERO.

(Acróstico Alejandrino
por Dervis Enrique Arias Gutiérrez)

Dios inmola a su hijo, cual si fuera un cordero;
Entregando, por su alma, la humanidad entera:
Renunció a su amor, cual si recompusiera
Veloz la vida adentro, sacándola de cero:
Iniciando enmiendas del hombre verdadero,
Sumergido a voces, entre carnes de cera:

Empieza esta Era a ser de Nuestra Era,
Negando que los seres humanos sientan una
Religión adversa, que no nos exaspera,
Intransigente y vil, niebla inoportuna,
Que congrega desastres, de tierras sin fortuna,
Unicamente por que el dios no desistiera
Empinar otra luz del mundo que envolviera:

Ah, hombre, que manó cielos, en cruz ninguna;
Resurge, cual león, brillante estrella afuera,
Irrumpiendo feliz custodio de moruna
Alma, que lo salvó de la sombra que fuera:
Saltamontes atroz, sobre madera y dunas:

Ganaste tu inserción, por ámbitos de cuna:
Uriel de palma ardiente, si tu aire prepondera
Ternuras a costumbre, nostalgias, y hasta algunas
Inquietudes eróticas que, dudas, existieran:
Eres rey, entre sueños benditos, en cimeras
Resonancias de luz y esoteria de runas:
Rutas que van a ti, y vienen, te exoneran,
Eros de eternidad: Santo que desayuna,
Zambullido, sin lágrimas, en tu irredente luna:

Ah, hombre, hijo de Dios, adoptas sus hambrunas
querencias: Facultades, para salir siquiera,
en esta soledad de universo cualquiera,
queriéndote además, pues tu alma se esmera
más que el ángel común, que jamás existiera.

José Antonio Gutiérrez Caballero

Miami, 28 de junio del 2022.

Miami, 3 de julio del 2022.

Debe estar conectado para enviar un comentario.