Por JOSÉ ANTONIO GUTIÉRREZ CABALLERO.

Raúl Ciro Pirenaica, o Troll Blanco, me da igual, entré aquí para un saludo, por mera casualidad, y mire Usted lo que hago, para no variar… Pues leí su comentario y no lo puedo dejar. Quiero decirle que no hay que tener blog para pensar y apoyar alguna idea, que nos parezca genial, e incluso hasta convocar muchos otros a lograr la anhelada libertad. Este empeño es quien nos hace grandes hombres de verdad, pues dejamos las rencillas y la individualidad para poder encontrar la ansiada pluralidad, la reconquista de un sueño, y las banderas que han de ser como los juguetes, rompecabezas de armar, que un mal día abandonamos, o un buen día, quién dirá, si lo que a menudo hacíamos era no saber jugar, y enseguida llegaría aquel que supo enseñar que la vida no era un sueño y sus héroes jamás, porque inventaron historias que tuvimos que dejar, por suerte para nosotros, pues nos iba a ir tan mal, que al menos por no creerle ni dejarnos consagrar, no aceptamos su bautismo y nos pudimos salvar.

Ahora de eso se trata, de no creerle jamás y comenzar nuestra hazaña de llamar, amar e izar los sueños como banderas, que nos representarán en La Habana o en Viet Nam, porque de eso se trata de que no queremos más un tirano en nuestra tierra,
ni tampoco mendigar lo que es nuestro y merecemos porque ésa es nuestra ciudad y aquellos nuestros hermanos que no van a soportar no haya internet, las medidas de un período especial que nos separó del mundo y nos pudo hasta matar, sólo porque en esas mentes lo que tienen es mortal, que no los salva ni el chino médico en su capital, ya que buscamos lo justo, pero nunca suplicar a ésos que no nos dejaron ni siquiera protestar aquí, allá o acullá, porque ya estamos cansados de su infinita maldad disfrazada de quimera, si no hubo bienestar, cuando los nuestros miraban del otro lado del mar cómo iban y venían, entre promesas y tal, con la barriga vacía y la boca, pues ni hablar, mientras para los turistas era todo un carnaval: Que ustedes no tienen culpa lo sabemos, pero anjá, quién dijo que soportarlo era una meta vital y nuestra razón de ser sería un plan quinquenal. En semejante cabeza bien podríamos estar, pero ni el pueblo es azúcar ni las vacas pueden más, y aunque la historia es antigua nadie lo puede aguantar, por eso la gente grita, bullanguea, vienen, van,
y es que nadie lo soporta ni se lo puede tragar: Semejante indigestión es la que hace vomitar a un pueblo que no se aferra tampoco a la otra mitad. Es triste, aquí se lo digo, con la purita verdad de quien le cuenta sus penas para no llorar jamás. Pero más triste es dejar a aquellos de por allá y pensar que un día el camino se les tiene que arreglar, porque eso es tan indolente como apenas soportar que dios le dio su destino y ellos tienen que jurar pleitesía de la buena, hasta reconsiderar que la vida es una sola, y que se vive no más con la mirada bien alto y las manos en el pan, pues mañana no sabemos si no hay o nos lo dan por la libreta, qué triste lo que predica ese San, para luego criticarnos y sacar algún refrán, porque de lo que se trata es vivir y nada más con privilegios que marcan su prehistoria moral, pues cubren sus mil mentiras acusando al tío Sam.
Esta es la mejor manera que pudimos encontrar de cantarle las cuarenta frente a ustedes y demás pueblos que siempre han sabido que es la mejor potestad cuando un bloguero termina de escribir a voluntad sobre una historia que duele, aunque se asume, a pesar, para irnos acercando a la nueva realidad que decretamos ahora con entera libertad, aunque hay que resolverla del otro lado de allá, no en la orilla donde estamos, noventa millas detrás, sino en el frente culpable del Malecón peatonal, para que todos sepamos que la única verdad es mirar a Cuba libre y el pabellón nacional ondeando miles de historias que nos vamos a llevar,
para tatuar los contenes y muros de la ciudad con el alma de los seres, que contra su voluntad tuvieron que irse burlando a la patria potestad; hasta otros que saliendo se quedaron en el mar, y de ésos poco sabemos, y ya nunca volverán, salvo en la marea alta de la espuma natural, que concentra sus burbujas para hacerles un ritual, tan mágico e iridiscente como un fuego artificial que cubre toda la tierra de un modo espectacular, entre luces y banderas que otras manos retendrán, para hacer un homenaje tan divino y tan astral, tal como ellos se merecen en su patria sideral. Por ellos nos acercamos a la propia realidad, para amarla, seducirla, criticarla y continuar, educarla, conmoverla, saludarla y convocar a los muchos que están vivos en sus casas y saldrán para abrazarnos y vernos en la entrada de un portal, una plaza, en algún parque o en el raído vitral, que se ha quedado esperando, como esa teja
de umbral para mirar que su suerte se la podamos cambiar, mientras otros que nos siguen ahora extienden su cordial mano segura y amiga, callosas de trabajar, pero plenas de entusiasmo porque pudieron triunfar como el coro de esos ángeles que comienzan a cantar desde el agua, y que ya llegan a llenar la Catedral: Campesinas, guaracheras, con muchachas de ciudad, se unen a las jineteras, y nos arman un ritual, donde todos participan, y todos bailan y beben, y algunos gozan sin par, pero al centro colosal deambula nuestro Liborio, que ya no va a desfilar como si fuera un fantasma, en una marcha nupcial, en que no se casa nadie, ni hay fiesta, ni capital, para que tome las riendas del país, que ya es igual a cualquiera de los otros, porque todos votarán en suprema democracia, con boletas que serán, no un embuste, ni falacia, sino un signo singular, que entre múltiples partidos gane el voto popular, de un candidato que es nuestro, como será nuestro el pan,
los hoteles, las iglesias, y también el tren y el mar, para que nadie nos diga tengo lo que no me dan, sino miro lo que tengo y lo cuido con afán, porque si yo no lo tengo, tampoco ellos lo tendrán.
Esa es la ley más reciente del beneficio social, pues quien cuida lo que tiene y no acepta más que dar, siempre conserva la fuerza de la infinita bondad, si no hay que pedir, ni debe hombre alguno censurar a aquel que pide y no quiere ofrecer lo que tendrá, por el otro que teniendo todo lo quiere entregar, cuando un tercero decide sembrar para ser capaz de unir su sudor y el alma como una ostia real, que enaltece hoy al trabajo cual un don universal que todos necesitamos para poder prosperar, y no haya nunca tiranos, que nos quieran arrancar el poder de ser hermanos con la eterna libertad de ver a nuestra familia y vivir como el que más.
Ahora voy, Troll Blanco, a continuar y a nombrar los pasos de aquellos otros que vendrán a continuar, con los nuevos el camino que los va a resucitar. Yo me siento muy feliz, porque estoy haciendo ya otra vida singular, conociendo a más amigos, la familia que no está, y los múltiples vecinos que no quieren saludar, porque viven otra historia y ésta es otra humanidad.
Usted es como algunos otros, que nos siguen sin cesar, o como aquellos, sin duda, que tal vez nunca se irán, ni sabrán de Yoanis, Eddy, Añel; de Margarita o de Manny; del Cabeza de Puerco o David; de José Ramón y Josán, sin excluir a nadie más, que la patria también nos hizo guiños, y nosotros, como los enamorados que se van, retornamos de nuevo a la Ciudad, Ciudad de las Banderas, mi ciudad, con una fuerza tan arrolladora y tierna, que logramos fundar un nuevo Malecón entre las garras del diente de perro que nos quiso denostar, censurar, arruinar, madrugar, y por ahí muchísimos más ar, pero que no podrán devolvernos jamás aquella Isla dulce, tranquila y visceral, la más hermosa que vieron ojos humanos jamás, pues también los hijos suyos y los míos, retendrán, aquellos grandes recuerdos, que en su mente viajarán; al igual que nuestros nietos, le aseguro la verán, porque aunque hoy estemos, justo en la mitad del mal, ese círculo vicioso, que ellos mismos crearán, los está ya consumiendo, y de seguro no van a salirse con la suya, ni con la de otros, que han mantenido su estrategia del dime y el qué dirán, cuando el universo todo está ya en un nuevo plan, y nadie se traga el cuento de cuarenta Alí Babás, con Mesa Redonda,
juntos, y al decir «Sésamo ya, ábrete para que caigan en sus mentiras sin par, que se derrumben sus mitos y sus máscaras, ni hablar, que nunca hubo más reyes, ni los diez millones van, porque ahora sí, lo aseguro, los Castro no durarán y de que se van, se van: no lo dude Usted jamás, se lo puedo asegurar, como que yo soy Josán, y este Blog es ideal para que el día primero de junio, como el que más anime Usted a sus amigos, y nos venga a respaldar.
Un abrazo, y como siempre, la musa me brota en el blog de cualquier amigo o conocido por acá. Hoy le tocó a Blogsconbandera, al primer sitio al que entré hace una semana, y ayer de nuevo me volví a reencontrar con esa inquieta y escurridiza musa entre unos cuantos comentarios que leí. Les dejo mi constancia de ese encuentro, furtivo, misterioso y apenas expresivo. No fue nada, fue un rasguño poético y moral. Muchas gracias, saludos.

(Esta prosa poética ha tenido lugar y existe, gracias a la contaminación sana de los Blogs, con este ir y venir de uno a otro, con las numerosas entradas y viajes sin boleto a las breves Islas de nuestros sitios webs. Por eso les estoy tan agradecido, porque la poesía me brota a borbotones y no puedo ni quiero parar. El post de hoy nació así, de repente, como el de ayer, de un intercambio de impresiones con un lector que dejó un comentario en www.blogsconbandera.blogspot.com. Bienvenida la enorme travesía de los Blogs, porque cada uno bebe de los otros, y de ahí nace la buena y eterna poesía. Las ilustraciones son parte de esa Marga Maga que viaja entre nosotros, como una diosa yoruba nacional, que la hemos ido importando poco a poco, porque nos importa tanto, que de seguro se ha de venir muy pronto a vivir con y por cada uno de nosotros. No le he pedido aún permiso para usar sus imágenes entrañables y recónditas, pero como ella ha llegado a mi vida sin ser llamada, como yo llegué a la suya, pues me tomo el atrevimiento de apropiarme de sus versos en imágenes, para echarlos a volar como un papalote en mis remansos poéticos, o acaso como una mujer ave maría en el infinito espacio donde sólo yo quiero que vuele a ras de luz y sueño, con toda la libertad que se merece, porque la sabe conquistar de un plumazo de amor y de confianza.Yo lo apruebo y apoyo. Yo la apruebo y la apoyo, para que venga a quedarse entre nosotros. Qué me dicen ustedes, le hacemos un lugarzote en nuestras vidas diarias, ya que se ha adueñado de nuestros corazones, sin apenas darnos cuenta?)

JOSÁN CABALLERO.

Coral Gables, 28 de mayo del 2009.














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