Este es un texto sublime, casi sagrado, recomendado mucho por el titiritero cubano Pedro Valdés Piña, quien se lo legó a su vez a mi María Eugenia, y ella, del mismo modo, me lo confió a mí hace muy poco. Lo que hay que hacer es exactamente eso: entregarlo a los otros, con la misma transparencia y bondad, para que sea recibido y nuevamente donado, en esta travesía del Caballero sin Mesa Redonda. Así es la cadena de dicha sabiduría. Pues resulta que hoy me bastan el amor y la amistad que les tengo, para regalárselo a Margarita García Alonso, Eddy Díaz Souza, Inés de Cuevas y Javier Guzmán Simón, porque sí. Después de leerlo, como un manifiesto de esperanza, ellos y ustedes sabrán la razón que me impulsa a regalárselo aún a todos por igual.
LA ABUELA MARGARITA, CURANDERA,
GUARDIANA DE LA SABIDURÍA MAYA
Cuando necesito algo, me lo pido a mí misma.
Tengo 71 años. Nací en el campo, en el estado de Jalisco (México), y vivo en la montaña. Soy viuda, tengo dos hijas y dos nietos de mis hijas, pero tengo muchos más, con los que he podido aprender el amor sin apego. Nuestro origen es la madre tierra y el padre sol. He venido a la Fira de la Terra, para recordarles lo que hay dentro de cada uno.
-¿Dónde vamos tras esta vida?
-¡Huy hija mía, al disfrute! La muerte no existe. La muerte simplemente es dejar el cuerpo físico, si quieres. Seguir leyendo
Debe estar conectado para enviar un comentario.