TOQUE DE QUEDA POR LA PAZ
Con ese toque de alma, imposible no nombrar la libertad…
José Antonio Gutiérrez Caballero.
TOQUE DE QUEDA
La ciudad depuesta está de puesta
improvisada ante el sol que la fustiga
con el mundo insolente
como una escena muda que deambula:
flota lo mismo en el aire que no asfixia
pero te atrapa mientras sube la muralla
más abierta en su mortaja de alegrías
porque a pesar de todo
la ciudad tapia se mira excarcelada
tremendamente erótica y deshecha:
púa inmensa en las calles de su gente
que no ven ni se ven pero se observan
entre cuerpos que no se entregan nunca
pues habitan la secuencia de una historia
que cuando a medias se termina
alguien llega y le agrega otra frecuencia
un pasaje de nuevo que la amplía
tan sólo en su apariencia más remota.
La película se vuelve interminable
mas no explota la ciudad
porque el hambre se entrena
por detrás de las cámaras
para ser la muralla
invisible de un país
que siempre estrena
su mejor puesta de sol
para el que venga.
La ciudad no es su muralla
sino el hambre
que cuelga de los postes
como un pájaro suelto
pero inerte
en cualquier azotea.
La ciudad no es su hambre
sino el hombre que se aferra
a los puentes como una salvación.
En la ciudad el hambre se hizo luz
y admitió ser coraza del espíritu
que es su mortaja
igual en las bodegas.
Como no la exhibimos
nos aplauden
pero ése es también su experimento
en la terca ciudad de las murallas
sin pruebas de alpinismo
pues las casas se apuntalan a pesar
como féretros vivos insurrectos
que nada los despega ni despeja.
La ciudad es un bostezo de alegría
y aunque el hambre la mina
no la asfixia ni elimina.
La ciudad se extasía y se convoca a sí misma.
Ella sola dictamina. Se mina. Se mima y se retuerce.
Se condena al cinismo sin querer:
Eso es parte de su gran demagogia citadina
en su status de sed cosmopolita
que muchos aprueban y examinan.
Todo está detenido. Pero fluye. Cómo influye
para aturdir el tiempo desde una plaza impúdica.
Nada cívica. Adversa. Preventiva. Mediática.
Inocente y perversa de toda inmunidad
que la pudiera aislar. Mas no se aísla.
La ciudad indecente teme ser disidente
pero ansía la más provocativa libertad
que le ofrece retar a su adversario
tras el bajo perfil del indigente.
La ciudad descarnada es prepotente
y dispuesta a morir siempre confía
en la buena suerte de una estirpe
que calza sus andamios desde afuera
para que pueda rebasar toques de queda
no contados por días ni por años.
Por quinquenios ha sido adormecida
la ciudad desahuciada con las brujas
en un sesenta y pico milenario
que jamás se olvida.
De pronto cobra magia preventiva la ciudad
ante ángeles que empuñan sus camisas
como si fuera la verdad más absoluta
cuando el alma destiñe su albedrío
o cuelga de sus rostros la sonrisa
entre presión y depresión que contaminan
la ciudad en su oculta represión
que nadie culpa pero asusta
pues nada pasa y el toque se queda
como ingenuo toque
de sempiternas almas camufladas
revoloteando juntas
mas horadando más que los buitres
y estorninos de una jungla cultural:
pura jauría
que destierra y margina
mientras otros se exilian.
La ciudad hostigada tiene miedo
pero más lo tiene
la muralla en donde viven
los que temen al rigor
que no controlan
sino por medio del terror.
La astuta ciudad ha sorteado entre todos
una puesta de sol no tan dispuesta
pero única en su azul melancolía.
El ángel sin voz de anunciación
ha congregado a los que pueden concurrir
por amplias alas carcomidas y confusas
ajenas a la luz de la utopía
mientras el inconfeso desastre hiede
del malecón al perro diente
que se arrastra y prolifera
sin que nadie diga en sí lo que bostezan.
El blanco atina a tomarse la ciudad
si antes fue el color de la disputa.
El negro conjura sobre el rojo un hábeas corpus
cuando el verde en el azul limpia su culpa.
Mas ninguno llega al mar
para que empine la marea
con su llanto a medias.
De qué vale la ciudad con la sonrisa por las calles
si esas calles no son de la ciudad ni su sonrisa.
Quien pueda ver más allá que vea.
Quien quiera ser más de acá que sea.
Quien vea que lo crea
o mienta:
Lo que mis ojos vean
Lo que mi corazón sienta
Lo que mis palabras puedan.
La ciudad queda muda
ante el toque de queda de otra historia
que se escribe desamparada y sola
en los seres tapiados por sí misma
por cuyo corazón embalsamado
acaso no son nadie ni símbolos que viven
aún a pesar de ser padres esposos hijos de familia
amados y privados por su conciencia
únicamente eterna.
La ciudad es temida y mantenida
tapiada aún sin querer mas aturdida
en la plaza que asume la muralla
en medio del discurso de las auras
vestidas con el blanco de las musas
ahogadas con la leche de la astucia
mientras la ciudad baila y se conmueve
entre rieles de música
sin música
ante el hambre que aúlla
en pura bulla:
Una misma mentira con argucias
que sin embargo a penas se concluya.
Cien jóvenes han sido advertidos de no entrar
donde unos cientos que no sintieron ir
les ha sido impuesto que concurran.
La ciudad en función de difusión.
Como la confusión es disfunsión de la ilusión
presiento que tres cientos
perdieron su porciento de infusión.
Sin cambio la ciudad asiste al simulacro
junto a miles de oídos que se inventan
quedarse sin asiento:
El milagro no asiste al Desconcierto
que se queda exhausto
mas inquieto
porque la ciudad no es su verdad
sino una gran mentira.
Una ciudad sin fines de lucro
cuyo fin es
sólo el lucro
de esos fieles al difunto
que Dios no los dio juntos
pero agreden y disgregan los disturbios
que antes congregaban en conjunto
para el mismísimo diablo del asunto.
La ciudad permanece discreta pero alegre
ante el lucro del mundo
pues al fin y al cabo éste es un toque
que en la nada rueda.
La ciudad depuesta está de fiesta
si al fin
San se acabó…
La música también es anestesia
para el hambre del hombre capital
que ya no es capitel
sino moldura presa
que no expresa.
La estocada final llega
cuando vuelan los ángeles cual buitres
del cielo a las aceras
porque el hambre queda
como una muralla que
cerca por encima hasta a las auras
que parecen ya luciérnagas.
Hay que matar al hambre
con un contenedor
de almas sin fronteras
porque el hambre no calma
a las cariátides
anestesiadas junto a los tentempiés
que adornan sus cabezas.
El hambre es insolente e insolvente
en la ciudad que buye
pero aúlla.
El hambre no es calmada por la música
aunque el hombre acuda
y la sangre influya.
La ciudad no lo duda cuando estalla
a mitad de sus casas por las puertas
donde nadie vive en paz
pues el hambre es un toque
que se queda
como un toque de alma
para encontrar rapaz
el pan de cada día.
La ciudad es un circo sin pan
y aunque la toquen
no se quedan
por tanto el tiempo llega
con su toque de queda y los traspasa
porque este desencanto
no es la paz.
JOSÁN CABALLERO.
20 de septiembre del 2009
2:40 a.m.
21 septiembre 2009 a 12:53 am
El sitio fresco, amo su información. Hago mucha investigación en línea diariamente, y en la mayor parte, la gente carece de sustancia, pero, acabo de desear hacer un comentario rápido, para decir que estoy alegre de encontrar su blog. Gracias, usted es grande, lo he definido en mi lectura.
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21 septiembre 2009 a 4:13 am
Querido amigo, me alimenta esta lectura, en la que encuentro el verso libre haciéndole juego a la forma rigurosa del soneto que con tanta seriedad y maestría manejas. Es ésta, una elegante inclusión de frases imaginadas objetando la realidad del “desconcierto”, como tú , acertadamente, le calificas; donde concibes el hecho de una tarde soleada como “… una puesta de sol no tan dispuesta pero única en su azul melancolía. (…) ante ángeles que empuñan sus camisas/como si fuera la verdad más absoluta/ cuando el alma destiñe su albedrío/o cuelga de sus rostros la sonrisa/entre presión y depresión que contaminan/la ciudad en su oculta represión/que nadie culpa pero asusta (…) porque el hambre se entrena/para ser otra muralla/invisible de un país/que siempre estrena/su mejor puesta de sol/para el que venga. “Josán Caballero.
Josán, esa conexión semántica del texto con la realidad explícita, de la actividad en la explanada de la plaza cubana, conjuga todas las aristas de la comunicación lingüística, que inteligentemente sabes acoplar, con sobrado talento.
Felicitaciones por tu trabajo poético. ¡Excelente!
Besos.
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21 septiembre 2009 a 6:04 am
Que gran crítico y qué agudeza tienes, amiga Inés. Por eso me gusta que te acerques a mi obra, porque sabes encontrar el justo matiz, el arte de sumarte a través de la certeza. Eres única y te felicito, a la par que te agradezco tiempo. Gracias una vez más, me gustaría que mostraras este texto a los venezolanos, que pudieras regarlo por las aulas de Mérida, como una parte del mundo que necesita ser leída, hacerse música en los ojos de los otros. Un gran beso, Josán Caballero.
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21 septiembre 2009 a 5:32 am
Rosie Inguanzo en Tumiami Blog,
http://www.tumiamiblog.com/2009/09/ah-la-libertad.html
Sunday, September 20, 2009
Ah, la Libertad
Rosie Inguanzo
Cuando salí de Cuba con 17 años empecé a aprehender a ser libre. La libertad se aprende en su ejercicio, una se va despojando de lastras adquiridas, como la de tildar de enemigo y comerse vivo al que piensa distinto, o la de sentirnos con derecho a juzgar a los que están dentro. Digo esto porque Gorki Águila está en Miami llamando las cosas por su nombre. Tranquilito dispara al blanco: «Lo malo en nuestro país tiene un nombre: se llama Fidel Castro, se llama Raúl Castro […] deben morirse Fidel y Raúl para que Cuba sea libre», y otras delicias por el estilo. Digo esto porque Miami está que arde con lo del concierto de Juanes en La Habana, y claro que la jerga juanística es ambigua y seudohumanista -se ha urdido hasta el cansancio en todos los medios su retórica evasión de lo que realmente debe decirse en esa plaza donde se aplaza la libertad de los más puros (esos presos de conciencia, los Pánfilos des-almados, etc.). Pero ojalá las cosas fueran así de simples: por otro lado están las blogueras (ese pulso de nación que son Yoani Sánchez y Caudia Cadelo) diciendo que venga y cante con sus amigos, pidiendo del lobo un pelo, con la menuda esperanza de que se cuele por los altavoces la palabra santa omitida del concierto, la que en Cuba sólo se dice por lo bajo, la que se esconde en el fondo de todas las conciencias y estómagos vacíos, el sueño de muchos. Y quién soy yo desde mi cómodo exilio, libre como el viento libre; les toca a ellos decidir qué es lo mejor apara ellos. Ellos que están allí, ellas que no se fueron o las fueron, ellas están al día con aquel desmoronamiento de país. Libremente me pongo en sus zapatos, trato de comprenderlos: ¡ojalá que dejen llegar al concierto a los mejores productos nacionales, que no los encarcelen por manifestarse, que este evento sea pauta y no parchecito oportunista! Tengo revoltura de estómago sólo de ver a Silvio Rodríguez en la TV balbuceando apostasías. Pero lo otro, la perreta de Zoé Valdés (¿cuándo perdió el swing la autora de La nada cotidiana?), los rehiletes fálicos de Juan Abreu (que torpemente no se entera del maniqueo elemental de sus resabios), y las performance de Peña Mambisa (más o menos comprensible en estos últimos efectistas del justo dolor que arrebata libertades), son discursos paralelos al que tratan de combatir. Sálvenos Dios de esa otra cara de la misma moneda nacional.
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21 septiembre 2009 a 6:29 am
Amigo, lo acabo de guardar en mi archivo. Llegará a otras personas. A donde tú crees que debe llegar.
Gracias por permitirlo.
Besos.
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21 septiembre 2009 a 8:33 am
Nuevamente otro agradecimiento, amiga Inés, pero te lo enviaré otra vez a tu correo, pues le hice algunas adiciones y arreglitos, ya sabes como somos los poetas con la goma de borrar, o en el arte de editar, que es lo que queda, ya que la poesía es lo que no está, lo que sugieres realmente. Un gran beso, te lo envío mañana nuevamente, aunque puedes tomarlo y colocarlo en cualesquiera de tus blogs. Josán Caballero.
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21 septiembre 2009 a 11:49 am
Gracias, amigo.
Como ya tenía el post de opinión e información, lo pegué en el de Solidaridad.
besos
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21 septiembre 2009 a 11:51 am
Amigo.
El concierto de Juanes fue magnífico y dijo lo que tenía que decir.
Vi tus comentarios en el blog de Chocolatico y te dejo mis respuestas:
Chocolatico.
Mis primeras veces fueron casi nada, pero me hicieron saber que en mi cuerpo se escondía un tesoro de sensaciones y de placeres exquisitos que había que explorar y encontrar. Y así fue. La masturbación me llevó a experimentar esas sensaciones y placeres que explotaron en exquisitos orgasmos, los cuales adecuaron y desarrollaron mi respuesta y mi deseo sexuales, haciéndome una mujer sensual y sexual, deseosa del sexo y gozadora de la relación sexual.
5 de septiembre de 2009 0:14
Chocolatico.
Los varones se masturban por regla general más que nosotras porque ustedes son más facilmente excitables.
También es cierto que cuando se excitan y no eyaculan les da dolor en los testículos y el bajo vientre y masturbarse les sirve de alivio.
No piensen que las chicas, como describes, les dan jamón de forma accidental. No, una se da cuenta de que ustedes mira y una les enseña.
Nada más sencillo que subir los pies en el travesaño del pupitre delantero y abrir un poco las piernas para que los varones del aula empiecen a mirar y a tirar cosas al piso para recogerlas. O sentarse una con las piernas cruzadas dejando que se vea el bloomer. Una lo hace y se da cuenta que ustedes con el disimulo están mirando: los estamos matando.
¿Nunca te pegó una amiga una teta a un brazo o a la cara al acercarse a ti para leer algo? Si lo hizo no fue accidente sino a propósito.
Cuando empecé a masturbarme y empecé a «sentir» me masturbaba cada vez que podía pero después de los primeros orgasmos empecé a espaciar las aventura y me masturbaba 2 o 3 veces por semana. Todavía me masturbo porque ese placer es muy especial; una se lo administra en la intensidad que quiera y el tiempo que una quiera hasta el orgasmo.
Yo me masturbé mucho y eso me permitió desarrollar el reflejo para mi orgasmo que alcanzo en muy corto tiempo en una relación sexual y me permite más de un orgasmo si el hombre dura lo suficiente.
21 de septiembre de 2009 0:08
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23 septiembre 2009 a 11:42 pm
Gran poema, Josán. Te desbordaste y la crítica es constructiva, así que podrás llegar a más personas, porque hace falta abrir los espacios de la mente, para que los cubanos puedan encontrar la verdadera paz, y lo que escribes tiene que ver con eso. Muy bueno, amigo. Te ayudo en lo que sea, Bella.
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3 octubre 2009 a 12:09 am
Gran poema civil, Josán, digno de estar en cualquier libro de versos, ya que lograste extraer la esencia del asunto, desde lo que muchos han pensado que podía ser este concierto, que sí, ha dado de qué hablar, pero sólo de comer a algunos de los artistas que participaron, sin embargo, en Cuba todo sigue igual, o peor, y esa es la lástima, que con tanto yoísmo pacifista, no lograron ver la esencia del problema cubano. Ahora ya están recibiendo premios, y recibirán unos cuantos más, pero todo fue una gran puesta en escena, en donde el pueblo cubano participó a medias, eso muchos lo sabemos, por eso te felicito por tu heroísmo y tus palabras francas y poéticas.
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4 octubre 2009 a 11:50 pm
Este poema que has escrito denota maestria y seguimiento del asunto, querido Josan, por lo que hay que leerlo paso a paso, para encontrarle sus pasajes de critica iracunda, ante un concierto que tuvo muchos altibajos, sobre todo, porque habia entretelones que no pudieron verse, y poco a poco se han ido develando las consecuencias de una represion incontenible del gobierno, que solo buscaba cambio de imagen y popularidad, pero no pudieron salirse con la suya, ya que elincidente del lobby del Hotel Nacional es bochornoso, por eso no hay que callar las ignominias del poder, sino censurarlas, como has hecho tu, Josan.
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20 febrero 2018 a 9:28 pm
Lakita Dicola
 Con ese toque de alma, imposible no nombrar la libertad… José Antonio Gutiérrez Caballero. TOQUE DE QUEDA La ciudad depuesta está de puesta improvisada ante el sol que la fustiga con el mundo insolente como una escena muda que deambula: flota…
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16 mayo 2018 a 2:05 pm
Wm Stanley
 Con ese toque de alma, imposible no nombrar la libertad… José Antonio Gutiérrez Caballero. TOQUE DE QUEDA La ciudad depuesta está de puesta improvisada ante el sol que la fustiga con el mundo insolente como una escena muda que deambula: flota…
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